Radiación en una radiografía dental: son seguras?
Los rayos X son un tipo de radiación ionizante, que se ha demostrado que provoca cáncer. Al atravesar el cuerpo, dicha radiación quita electrones de los átomos. Y los protones resultantes, conocidos como radicales libres, pueden dañar las células del cuerpo. Aunque la mayoría de las veces las células pueden llegar a recuperarse, en raras ocasiones se curan con anomalías. De esta manera, las células anormales pueden llegar a provocar cáncer. Ése es el motivo por el que muchas personas creen que cuando se hacen una radiografía dental, la radiación derivada de la misma puede causarles cáncer.
Sin embargo, la realidad es que siempre estás expuesto a la radiación ionizante. De media, tu cuerpo se ve expuesto a 3,1 milisieverts (mSv) de radiación natural cada año. Así que teniendo en cuenta que en una radiografía dental la dosis es de 0,005 mSv, esto es menos que la radiación de fondo a la que te expones a diario. Además, cada radiografía es una dosis individual en lugar de una exposición constante, que es otro de los factores de riesgo de cáncer que supone la exposición a la radiación. Por lo tanto, la radiación sólo aumenta tus probabilidades de morir de cáncer en 1 entre 2.000. A modo de comparación, la probabilidad natural de morir de cáncer es de 1 entre 5.
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¿Qué tipo de radiografía dental emite más radiación?
En el caso de una radiografía dental, la radiación emitida es extremadamente pequeña. Además, a la hora de determinar qué tipo de radiografía dental emite más radiación, hay que tener en cuenta que los avances en las máquinas usadas han permitido limitar el haz de radiación a una zona muy pequeña. Por si esto fuera poco, los radiografías de alta velocidad, el uso de delantales revestidos de plomo y tanto la precisión como las comprobaciones de seguridad exigidas por la legislación vigente hacen que se limite de forma significativa la cantidad de radiación que reciben los pacientes.
¿Cuáles son los distintos tipos de radiografías dentales?
Existen dos tipos principales de radiografías dentales: intraorales (la película o el sensor se coloca dentro de la boca) y extraorales (la película o el sensor está fuera de la boca).
Las radiografías más habituales son las intraorales. Sin embargo, existen varios tipos. Cada uno permite mostrar distintas características de los dientes:
Radiografías de aleta de mordida (o interproximales)
Muestran detalles de los dientes superiores e inferiores en una zona de la boca. En concreto, cada radiografía muestra un diente desde su corona (la superficie expuesta) hasta el nivel del hueso que lo soporta. Estas imágenes permiten detectar las caries entre los dientes, así como los cambios en el grosor del hueso provocados por la gingivitis. También permiten ayudar a determinar cuál es el mejor ajuste para una corona (los revestimientos que cubren por completo un diente) y otras restauraciones dentales (como los puentes). Además, se puede detectar cualquier desgaste en los empastes.
Radiografías periapicales
Muestran el diente completo, desde la corona hasta más abajo de la raíz, donde el diente se une a la mandíbula. Cada radiografía periapical muestra los dientes de una zona, tanto de la mandíbula superior como de la inferior. Permiten detectar cambios inusuales en la raíz y en las estructuras óseas circundantes.
Radiografías oclusales
Permiten hacer un seguimiento del desarrollo y la colocación de todo un arco dental en la mandíbula superior o inferior.
Por su parte, las radiografías extraorales se utilizan para detectar problemas dentales en la mandíbula y en el cráneo. Existen distintos tipos:
Radiografías panorámicas
Muestran toda la zona de la boca (es decir, todos los dientes de la mandíbula superior y la inferior) en una única imagen. Estas radiografías detectan la posición de los dientes que ya han salido y de los que todavía no lo han hecho. Además, permiten mostrar los dientes con caries y ayudan a diagnosticar tumores.
Tomografías
Muestran una capa o “rodaja” específica de la boca, difuminando el resto de las capas. Permiten examinar estructuras que son difíciles de ver claramente debido a la presencia de otras estructuras cercanas que obstaculizan la visión.
Radiografías cefalométricas
Muestran todo un lado de la cabeza. Estas radiografías permiten ver los dientes en relación a la mandíbula y al perfil de la persona. Además, los ortodoncistas las utilizan para determinar el enfoque de alineación de los dientes de cada paciente.
Cantidad de radiación en las radiografías dentales
En el caso concreto de una radiografía dental, la radiación oscila entre los 0,005 y los 0,009 mSv. Por lo tanto, que un dentista te haga una radiografía es más o menos equivalente a la radiación solar que recibes durante un día haciendo actividades al aire libre, o también a la radiación natural de fondo que procede de la Tierra, de los seres vivos y del entorno de tu casa.
¿Afecta a mi bebé la radiación de radiografías dentales?
Si estás embarazada, seguro que te habrán dicho que debes evitar un montón de cosas. Por lo tanto, es posible que te hagas la siguiente pregunta: “¿afecta a mi bebé la radiación de las radiografías dentales?”. Pues para empezar, es buena idea que consultes con tu médico antes de hacerte una radiografía dental o de cualquier otro tipo.
De todas formas, uno de los motivos por los que muchas mujeres no quieren hacerse radiografías dentales es porque les preocupa la exposición a la radiación. Sin embargo, hay que tener en cuenta que la única parte de tu cuerpo expuesta a la radiación será tu boca.
Además, tendrás que exponerte a un montón de radiación a lo largo de tu embarazo para que llegue a ser perjudicial para el desarrollo de tu bebé. En el caso de una radiación dental, la radiación estándar suele ser inferior a unos 0,02 mSv. Por lo tanto, tendrías que exponerte por lo menos a 2.500 veces esa cantidad para que tanto tú como tu bebé podáis llegar a veros perjudicados.
En cualquier caso, la clave es que esa pequeña cantidad de radiación a la que te expondrás sólo estará en tu boca. Por lo tanto, tu bebé no se verá expuesto a ella.
Dosis de radiación de radiografía dental orbital
La dosis de radiación es una medida de la cantidad de energía que se absorbe cuando algo o alguien se expone a los rayos X. Esto es importante, porque dicha absorción de energía es la que puede ser perjudicial para las personas. Pues bien, esta dosis se puede expresar de acuerdo con distintas medidas.
Una medida habitual es la dosis efectiva que recibe una persona, la cual tiene en cuenta la dosis a la que se exponen los distintos órganos y tejidos (ya que cada uno tiene una sensibilidad diferente a la radiación). La dosis efectiva está relacionada con el riesgo de sufrir efectos estocásticos (como el cáncer y problemas genéticos). Ahora bien, ni la dosis efectiva ni sus riesgos asociados deberían aplicarse a personas concretas, sino que se pueden usar para comparar distintas modalidades, técnicas y fuentes de exposición (como la radiación natural de fondo). Además, también pueden producirse efectos no estocásticos (como reacciones en los tejidos) a partir de determinados umbrales.
En el caso de una radiografía dental, la radiación para un adulto sería la siguiente:
- Para las radiografías intraorales, desde 0,65 hasta 3,7 mGy de kerma en la superficie de entrada y desde 26 hasta 87 mGy.cm2 en términos de producto kerma-área.
- Para las radiografías panorámicas, desde 3,3 hasta 4,2 mGy de dosis en la superficie de entrada y desde 84 hasta 120 mGy.cm2 en términos de producto kerma-área.
- Para radiografías cefalométricas laterales, desde 41 hasta 146 mGy.cm2 (adultos) y desde 25 hasta 121 mGy.cm2 (niños) en términos de producto kerma-área.
Las dosis efectivas típicas son las siguientes:
- Procedimiento de radiografía dental intraoral: 1–8 μSv
- Radiografías panorámicas: 4-30 μSv
- Radiografías cefalométricas: 2-3 μSv
- Procedimientos CBTC (basado en valores medios extraídos de publicaciones): 50 μSv o menos para volúmenes de escaneado pequeños o medios, y 100 μSv para volúmenes grandes